martes, 15 de enero de 2013

Silencio y la baja maternal

Hoy siento el silencio por primera vez en mi baja. Mi madre se ha llevado a mi peque a dar una vuelta y yo no sé qué hacer. Por tanto, me pongo a escribir.

He descubierto durante los últimos 3 meses que los recién nacidos hacen mucho ruido. Mi hijo no es llorón, pero ruidoso sí que es. Por la noche cuando duerme carraspea como un viejo y suspira como una princesa de cuento de hadas. Durante el día, parece un gato, un oso, una persona muy enfadada y en general, como un bebé parlanchín que ha descubierto la voz y quiere que todo el mundo se entere.

Así que el silencio es raro, un bien que sólo se aprecia a altas horas de la madrugada, o que sorprende durante la siesta.

Este silencio infrecuente, sin embargo, se junto con el silencio de las mamás. No sólo andamos de puntillas en casa cuando el peque está dormido, no sólo hablamos bajo cuando les estamos dando de comer, sino también nos callamos ante lo corto que es la baja en sí. Sé que no estamos para extender bajas ahora mismo, con la dichosa crisis que justifica todo, pero me sorprende nuestro silencio ante tan sólo 16 semanas de tiempo con nuestros pequeños.

Mientras que mis amigas británicas disfrutan de un mínimo de 39 semanas, extensibles a 52 sin remuneración, en España estamos con los alemanas (como en muchas cosas), las austriacas y las belgas, con apenas 4 meses de baja paternal para disfrutar de nuestros peques al 100%.

Sin embargo, tenemos suerte comparado con las mamá de Lichtenstein con sus 8 semanas, y vivimos en la gloria comparado con las estadounidenses con su zero patatero.

Supongo que el problema es que soy muy vocal, igual que mi hijo. Tengo una voz y ahora mismo quiero que todo el mundo sepa que me baja me parece corta. Grito: "joder, si la OMS dice que lo mejor es la lactancia materna de forma exclusiva hasta los 6 meses, cómo es que no puedo tener una baja correspondiente..."
En realidad, lo que yo quiero es desplazar mi decisión sobre cómo afrontar mi vida laboral siendo mamá todo lo que pueda. Pero me parece a mí que por mucho ruido que haga, me va a tocar callarme y poner manos a la obra.

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