Madre mía, ha pasado un verano entero sin enterarme. He estado fuera un tiempo y aunque Internet llega a todas partes, siento no haber escrito en tanto tiempo.
Hay grandes cambios - mi Baby ya camina. Empezó hace apenas un mes y la vida ya no es igual. Es increíble verle dar pasos. Pasos que hace nada parecían imposibles pero que ahora son imprescindibles para él.
Supongo que como madre, tu papel evoluciona al mismo paso que tu hijo crece. Ahora me siento diferente - ha pasado el primer cumpleaños, el peque anda y encima ahora no depende de mí tanto, ya que ha ido dejando el pecho paulatinamente (¡aunque la noche sigue siendo nuestra!).
Por otro lado, sin embargo, su dependencia es más intensa porque ahora solo quiere aprender. Te mira mientras da un paso, preguntando con los ojos si lo está haciendo bien. Cuando hablas con él intenta repetir (aunque ahora mismo nuestro hijo con esperanzas de ser trilingüe tiene un cuarto idioma que debe de ser un mejunge de los otros tres). Coge su libro y te golpea con él hasta que te sientes a leer.
Así que nada, ya vuelvo a entrar en la vida normal y os seguiré contando cosas de ser mamá y ser freelance...
¡Hasta pronto! (y esta vez prometo que será así)